Parto Humanizado
En tiempos actuales que ubican a la cesárea como una forma de nacimiento muy frecuente, es interés de organismos nacionales e internacionales el rescate del nacimiento vía vaginal.
Esta necesidad se fundamente en las consecuencias a la salud de madres e hijos en una sociedad donde prevalece el nacimiento vía abdominal mediante la cirugía.
Este incremento en el riesgo y complicaciones secundarias a la cesárea que han captado la atención de las autoridades en salud, por lo general pasan desapercibidos en las parejas de jóvenes embarazados, quienes solo escuchan la historia personal en el más leve de los casos, de que su hijo al nacer se tiene que quedar unos días en la incubadora o con oxígeno por que retuvo agua en sus pulmones, por ejemplo.
En la vorágine de esta mecanización o cientificación del nacimiento, en donde el nacimiento de un hijo ha perdido su efecto místico e íntimo para la pareja, es donde nace el término de nacimiento humanizado.
Es común escuchar los relatos de aquella mujer que, durante el nacimiento de su hijo se sintió como un objeto al que no se le tomó mucho en cuenta.
Durante el proceso poco se le consideraban sus necesidades, miedos y deseos, para simplemente enterarse de chismes en las pláticas de todos a su alrededor sobre quien gano el último juego, el próximo viaje del médico o lo pesado del trabajo de las enfermeras, al mismo tiempo que recibe algunas indicaciones como: Pase de una camilla a otra, voltee sobre su costado, flexione las piernas, va a sentir un piquetito, ahora un apachurrón, no se mueva, ¿ya escucho llorar a su hijo? ahora duérmase un rato…
Otro escenario que funciona perfecto para inhibir y dificultar el nacimiento pero ahora vía vaginal, son los espacios muy amplios, fríos, totalmente iluminados con esa luz blanca que caracteriza a los quirófanos, con personas ejerciendo todo tipo de funciones, que pasan, entran, salen, todos hablan, opinan, algunos hasta gritan y resulta que la que menos protagoniza es la propia madre que está tratando de rescatar algo de su intimidad y concentrarse en mantener el vínculo con su trabajo de parto y con su bebé.
Todas estas situaciones condicionan que algunos se preocupen más por el ahora llamado nacimiento humanizado, natural o menos intervencionista, suave conocido por otros.
En este tipo de nacimiento, los profesionales de la salud deben estar entrenados y dispuestos a verdaderamente apoyar durante el trabajo de parto a la pareja que espera un bebe. Deben tener la sensibilidad suficiente de percibir las necesidades de la pareja, para poder así acompañarlos en forma efectiva en esa aventura que es el nacimiento de un hijo.
Existen diferentes actividades ampliamente demostradas como efectivas o no y otras incluso consideradas peligrosas durante el trabajo de parto. Entre las actividades que no deben ser usadas en forma rutinaria están:
- El uso de enemas.
- Rasurados.
- Soluciones intravenosas.
- La episiotomía o corte del periné al momento del nacimiento del bebé.
Actividades peligrosas son por ejemplo el uso rutinario de:
- Medicamentos para acelerar la intensidad y frecuencia de las contracciones uterinas
- La ruptura de membranas o la compresión del abdomen materno por una tercera persona para acelerar la expulsión del recién nacido.
El parto natural o humanizado, es por definición no intervencionista. Además de no hacer uso de todo lo anteriormente mencionado, procura ambientes que favorecen la confianza e intimidad de la pareja.
- La luz tenue.
- La ausencia de ruidos.
- El uso de música y aromas suaves.
- Meditación.
- Ejercicios.
- Visualización.
- Movimientos.
- Masajes.
- El uso del agua de muy diversas maneras.
Estas son algunas de las técnicas que se han demostrado efectivas y se usan actualmente por algunos expertos durante el trabajo de parto.
¿Por que nos rehusamos aún los médicos a brindar nuevamente el apoyo a la mujer que desea experimentar la maternidad completa a través de un parto natural?